jueves, 30 de abril de 2009

Sucesos De Casas Viejas





El 13 de febrero de 1933, el presdiente del gobierno Manuel Azaña transcribe en su Diario: "Tengo malas noticias de lo de Casas Viejas. Me temo lo peor". Efectivamente durante esos meses, y si recogemos sus apreciaciones sobre lo sucedido en Casas Viejas, nos damos cuenta como de un suceso al que al principio no se le dio ninguna importancia por su desconocimiento, terminó por ser

una carga de profundidad que dañó irreversiblemente la viabilidad de su gobierno primero y pasó a engrosar la lista de argumentos de los enemigos de la II República.

Valga este preámbulo para señalar que el tema de esta exposición es de los que indudablemente atraen, y permitirá conocer mejor lo que sucedió en Casas Viejas, evitando y superando de una vez por todas las leyendas, mitos y habladurías. Eso será posible siempre que se consiga fijar la realidad histórica con la mayor objetividad posible.

Por otra parte, esta exposición tiene, sin duda, una clara vocación itinerante por nuestra provincia y será fácilmente exportable por la demanda e interés que despierta siempre el nombre de Casas Viejas. Y por ello, nuestra participación en la difusión de sus contenidos nos colma de satisfacción.

De forma recurrente, y últimamente más, se genera una polémica sobre si se debe o no hablar de la guerra civil o de acontecimientos luctuosos como los ocurridos en Casas Viejas. Nuestra opinión es que estos hechos guardan tanta importancia y trascendencia que no podemos ocultarlos, sino, muy al contrario, se deben discutir lo más posible, pues la vida de muchas personas y familias se vieron marcadas indeleblemente a partir de ellos, y siempre que el tratamiento sea desde un plano en el que quede fuera el resentimiento, el odio, o el rencor; sentimientos en los que fácilmente podemos caer por la pasión y el desgarro con que se vivieron esos periodos de la historia.

No se puede pretender nunca que estos documentos que se presentan se utilicen para ningún ajuste de cuentas, pues debemos entenderlos exclusivamente como documentos históricos que deben servirnos para que no se vuelvan a repetir hechos de esa misma naturaleza.

La visión de estos documentos que nos muestran la sinrazón, el dolor y la tragedia humana nos trae a la memoria aquella anécdota que recordaba Blas Infante cuando tras visitar la choza de Seisdedos recogió un rosal que trasplantó al jardín de su propio domicilio, y sobre el que los agoreros le vaticinaron que daría rosas rojas. Sin embargo, dio "rosas blancas como el armiño", símbolo del mensaje de paz que según él le enviaba Seisdedos.

La historia sobre los sucesos de Casas Viejas ha estado durante mucho tiempo secuestrado durante el régimen dictatorial anterior, por la naturaleza del sistema político imprante, y también, por el propio dolor que estos hechos ocasionaban a nuestro pueblo.

En multitud de ocasiones, he repetido que esa historia había que recuperarla y que, transcurrido tanto tiempo, no podía seguir estando oculta. Sabemos que aquellos sucesos provocaron una lamentable tragedia, pero debemos decir que fue una tragedia en la que murió gente de bien, buenas personas.

Toda esa imagen negra, que durante muchos años se transmitió, era la única visión que se tenía y que se podía transmitir, y, sin embargo, considero que habría que recuperar todo lo que sucedió para de esa manera poder aclararlo y conseguir que impere de manera nítida la verdad.

En este momento presente, y sobre todo mirando hacia el futuro, para nuestro pueblo, para aquellos que son hijos o nietos de los que vivieron aquellos momentos, y también para los que se acercan aquí con algunas noticias o con curiosidad de conocer qué pasó en Casas Viejas aquellos tristes días de enero de 1933, esta exposición puede servir para rescatar de la memoria histórica esos documentos que sin duda arrojarán luz sobre lo acontecido. Esta exposición nos servirá para mirar hacia atrás pero sin ira y con la intención clara de conocer la verdad.

En este sentido, ya dimos un paso importante con la recuperación del nombre de Casas Viejas para nuestro pueblo, del que había sido despojado con el burdo deseo de borrar cualquier huella que recordara aquel levantamiento campesino y su posterior masacre. De esta forma, pensábamos que hacíamos justicia a quienes la historia marcó con un sello de dolor y sangre.

Algunas imágenes, por muy divulgadas, son de sobra conocidas, pero hay otras muchas que no conocíamos y que afortunadamente se nos dan a conocer a través de esta exposición y de su catálogo. Y eso consideramos que es positivo, puesto que así despertamos el interés para saber qué sucedió y quiénes fueron los que tuvieron la responsabilidad de lo que ocurrió. Y está claro, y la historia lo ha demostrado, que la responsabilidad no fue de nuestra gente, sino de aquellos que quisieron acabar con este brote de libertad que se producía o se empezaba a producir en unas personas tan maltratadas tradicionalmente como eran los trabajadores del campo en Andalucía y más cercanamente los de nuestro pueblo.

Esta exposición nos va a permitir enseñar la historia globalmente, con sus aspectos positivos y negativos y de esa forma poder sacar las conclusiones apropiadas y tener juicios objetivos, y descartar las interpretaciones que durante tanto tiempo se han difundido.

Además queremos que esta exposición sea el germen de un centro de interpretación histórica que permita que todos puedan acercarse a conocer nuestro pasado sin mordazas ni ataduras. En esta sala histórica, las imágenes ocuparán un lugar importante y estarán acompañadas por las noticias de la prensa y las publicaciones, tan abundantes, que sobre los "sucesos" se han escrito, desde el completo estudio de antropología social realizado por Jerome R. Mintz titulado Los Anarquistas de Casas Viejas al clásico Historia y Leyenda de casas Viejas de Gerard Brey y Jacques Maurice, sin olvidar el Viaje a la aldea del crimen de Ramón J. Sender o Han pasado los Bárbaros:la verdad sobre casas Viejas de Vicente Ballester y por supuesto las anotaciones que el propio Manuel Azaña realiza en sus diarios.

Esta exposición será también un homenaje a aquellos campesinos que aquellos días de enero emprendieron un viaje sin retorno en busca de la felicidad y la igualdad. Y poder recordar, para no volver a cometer la misma tragedia.

EDAD MODERNA

Andalucía en la Corona de Castilla

El mapa muestra la extensión de los reinos de Jaén, Córdoba, Sevilla y Granada, llamados los Cuatro reinos de Andalucía.

La debilidad derivada de la desintegración del poder almohade y la subsiguiente creación de los terceros reinos taifas, favoreció la rápida conquista o reconquista cristiana de las tierras del valle del Guadalquivir por parte de San Fernando y Alfonso X el Sabio. Córdoba se conquistó en 1236, Jaén en 1246 y Sevilla en 1248, surgiendo el germen de la Andalucía histórica, condicionada por la permanecía de parte de población musulmana (los mudéjares), por la repoblación con gente cristiana proveniente de territorios peninsulares más septentrionales, por el asentamiento de colonias de mercaderes extranjeros y por un largo proceso de feudalización del territorio andaluz. Todo ello bajo la influencia del reino nazarita de Granada a través de La Frontera y la amenaza de las incursiones de los benimerines, definitivamente derrotados en la Batalla del Salado en 1340. El Reino de Granada sobrevivió hasta 1492, cuando los Reyes Católicos terminaron la conquista. La Reconquista de Granada en 1492 puso fin a la dominación musulmana.Desde entonces y durante todo el Antiguo Régimen, el territorio de la actual Andalucía lo constituyeron los reinos de Jaén, Córdoba, Sevilla y Granada, todos ellos integrados en la Corona de Castilla y frecuentemente denominados los cuatro reinos de Andalucía.

Partida del puerto de Palos 1492, pintura de Evaristo Domínguez, en el ayuntamiento de Palos de la Frontera.
Señoríos jurisdiccionales en el Reino de Sevilla hacia el reinado de Carlos I.
Vista del Sevilla y su puerto en el siglo XVI, por Alonso Sánchez Coello
Gaspar Pérez de Guzmán y Sandoval, IX duque de Medina Sidonia en la jornada de El Algarve.

El 3 de agosto de 1492 partió de la localidad onubense de Palos de la Frontera la primera expedición colombina, que dio como resultado el descubrimiento de América. Muchos andaluces en su mayoría onubenses,como los Pinzón, los Niño y tantos otros participaron en dicha empresa, que usualmente se toma como hito para marcar el final de la Edad Media y el comienzo de la Moderna. Los marinos de la costa onubense fueron pieza clave en la realización del proyecto colombino, ya que tenían una larga tradición y experiencia náutica, y habían demostrado sus cualidades en las navegaciones atlánticas, mediterráneas y en las guerras con el vecino reino de Portugal. Los Lugares colombinos, entre los que destaca por su fama el Monasterio de La Rábida, son testigos de esta época.

El inicio del contacto con América por los castellanos y su mantenimiento hasta el final del período colonial, se hizo casi exclusivamente desde Andalucía. La razón de la importancia del fenómeno americano para Andalucía radica en que todo el tráfico con el nuevo continente se convirtió en un monopolio, jurídicamente castellano, pero físicamente andaluz. Andaluces en su mayoría fueron también los protagonistas de los denominados "viajes menores o andaluces",que acabaron con el monopolio del almirante Colón en los viajes hacia América. Esta es una época de esplendor y gran auge para la región, que se convierte en la más rica y cosmopolita de España y una de las regiones más influyentes a nivel mundial. La campaña de expansión castellana en América durante el siglo XVI causará un periodo de esplendor en Andalucía Occidental, especialmente en Huelva, Sevilla y Cádiz, debido a su situación como puerta de salida hacia América.

El Reino de Granada, por el contrario, tenía sus intereses en el Mediterráneo, por lo que sus contactos con las colonias americanas fueron bastante menores. Sin embargo, el siglo XVII es desastroso para Andalucía, por las epidemias de peste que sufrió. Se produce asimismo una nueva señorialización de las tierras, con el consiguiente perjuicio para los campesinos andaluces. Un hecho clave en el territorio de la actual Andalucía fue la Guerra de las Alpujarras de 1570-72. Al final de la misma, la inmensa mayoría de la población morisca fue expulsada de la tierra donde había vivido durante generaciones. En un primer momento fueron redistribuidos en el interior de Castilla, para luego ser expulsados totalmente en 1609. Muchos de estos andalusíes terminaron en ciudades del norte de África como Fez o Tetuán, donde su descendencia se prolonga en el tiempo hasta el día de hoy. La merma a la población que supuso esta expulsión no fue subsanada hasta las repoblaciones de mediados del siglo XVIII.

A principios del siglo XVII Andalucía sufría la creciente decadencia española, que le condujo a una aguda crisis y estancamiento económico. En el periodo entre 1640 y 1655 se produjeron revueltas en varios puntos de Andalucía. Los abusos fiscales del Conde-duque de Olivares llevaron en 1641 al Duque de Medina-Sidonia y al Marqués de Ayamonte a organizar una Conspiración independentista en Andalucía.

Siglo XVIII

Casa de contratación y catedral de Sevilla
Vista de Cádiz, adonde fue trasladado el comercio americano en 1717

Las crisis del siglo XVII tuvo su culmen con la Guerra de Sucesión Española, que apenas tuvo repercusión en Andalucía, que estuvo desde el principio del lado de Felipe de Anjou. Sin embargo, la escuadra inglesa y holandesa atacó en 1702 la costa atlántica cercana a Cádiz, y aunque fracasaron en su intento de establecerse allí, tomaron el enclave de Gibraltar en 1704 aprovechando su indefensión, quedando en manos inglesas tras el Tratado de Utrecht.

La subsiguiente centralización borbónica supuso para Andalucía, como territorio integrado en la Corona de Castilla, la reordenación de las reales audiencias y chancillerías, así como la organización del territorio en provincias e intendencias, herederas de los antiguos reinos, la anulación de los fueros y libertades de los municipios y la abolición de las instituciones propias.

El nuevo poder real conformó una red de comunicaciones de diseño radial en torno a la corte, con la intención de centralizar los recursos agrarios, mineros y comerciales, lo que contribuyó a la desarticulación tradicional del territorio, pues

En 1717 se produjo el traslado de la Casa de Contratación de Indias desde Sevilla a Cádiz, desplazando de la metrópoli hispalense el centro del comercio americano, que había residido en ella desde principios del siglo XVI.

En la segunda mitad de siglo XVIII, el Intendente de Sevilla y del Ejército de los Cuatro Reinos de Andalucía Pablo de Olavide, hizo una importante labor de repoblación de algunas zonas de Andalucía. Como Superintendente de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía propició que más de 1400 familias extranjeras se establecieran, en diversas colonias de Sierra Morena de conformidad con el Fuero de las Nuevas Poblaciones de 1767.Esta repoblación fue un proyecto de más de 40 años, para el que contó con amplios poderes, el apoyo de Campomanes y el caudal de las propiedades confiscadas a los jesuitas, expulsados en 1767. Con el tiempo, los colonos sufrieron una profunda asimilación de la cultura andaluza

Con el objetivo de realizar reformas económicas, sociales y educativas, fruto del pensamiento de la Ilustración, se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País de Cádiz (1774), Sevilla (1775), Granada (1775), Vera (1775), Sanlúcar de Barrameda (1780), Puerto Real (1785), Medina Sidonia (1786), Jaén (1786), El Puerto de Santa María (1788) y Málaga.

EDAD MEDIA

Primeras Invasiones Bárbaras

En el 411, en virtud de un foedus pactado con el Imperio Romano de Occidente, los suevos, vándalos y alanos se establecieron en la península Ibérica. Los vándalos silingos (dirigidos por Fridibaldo), más poderosos que sus hermanos asdingos, recibieron la fértil provincia de la Bética, donde permanecieron poco tiempo antes de pasar al Magreb. No es posible especificar en qué zonas de Andalucía se asentaron, debido a su corta permanencia y a la falta de hallazgos arqueológicos.

La Bética visigoda y la presencia bizantina
La Hispania visigoda hacia el año 700.
Presencia bizantina en la Península Ibérica.

Con la irrupción de los visigodos en el escenario político de la península Ibérica el 418, los vándalos fueron expulsados. El carácter meridional de Andalucía y su fuerte romanización y afianzamiento de una oligarquía territorial, capaz de tener auténticos ejércitos propios, dio a la Bética un carácter especial. Fue el último territorio controlado de facto por los visigodos, y el que mayor inestabilidad política presentaba. Muestra de ello es que en el año 521 el pontífice nombró vicario para la Lusitania y la Baetica al obispo metropolitano de Sevilla (Salustio), dando a entender que la jurisdicción eclesiástica de Tarragona no controlaba de facto los territorios del sur peninsular.

A partir del año 531 el rey visigodo Teudis llevó a cabo una rápida expansión hacia el sur, llegando a instalar su corte en Sevilla, para tener un mejor control de sus operaciones en el sur peninsular. Incluso llegó a dirigir una ofensiva, fracasada, contra el poder bizantino establecido en Settem (Ceuta). La Bética quedó definitivamente integrada en el reino visigodo de Toledo, si bien cuando los intereses de la oligarquía terrateniente hispano-romana peligraban, se producían rebeliones, como las de Atanagildo y Hermenegildo.

La rebelión de Atanagildo, con apoyo de la oligarquía de la Bética, supuso la entrada en acción del poder bizantino, en expansión bajo Justiniano I. La importancia del litoral andaluz para el comercio en el Mediterráneo hizo que se incorporara a la provincia bizantina de Spania. Sin embargo, la presencia bizantina en Andalucía fue fugaz, ya que el poder visigodo de Toledo siempre quiso recuperar el litoral perdido. Las campañas, primero de Leovigildo y luego de Suintila, hicieron que se creara un poder unificado en la península Ibérica.

Durante el periodo visigodo, en lo religioso y cultural San Leandro y San Isidoro fueron personalidades fundamentales, que desempeñaron su labor principalmente en Sevilla.

Capitel de los músicos


Mármol blanco.
Altura, 43 cm.; ancho voluta, 5 cm.; diámetro inferior, 26 cm.

Época califal, fines del siglo X - inicios del siglo XI.



Procedencia

Posiblemente, una almunia de los alrededores de Córdoba.



Comentarios

Este capitel es una pieza única en el mundo, que destaca especialmente por su decoración figurativa. El hecho de que sus cuatro costados estén decorados con figuras humanas nos hace situar esta pieza en un ámbito privado, posiblemente dentro de una de las almunias o fincas de recreo que rodeaban la ciudad de Córdoba. Sin embargo, no disponemos de datos concretos sobre su procedencia.
Los cuatro músicos que decoran el capitel están representados de frente, de pie sobre los acantos que rodean el collarino. Este tipo de representación refleja el gusto por el lujo y por los pasatiempos refinados que caracterizaba la corte omeya cordobesa. Los instrumentos que portan los músicos son variantes del antiguo ''''''''''''ud", precedente del laúd.
Las cuatro figuras humanas aparecen con rotura intencionada de sus rostros. Esto se ha vinculado con las tensiones iconoclastas que se produjeron en la etapa de mayor rigor religioso, durante las invasiones norteafricanas de almorávides y, sobre todo, almohades, siglos XI y XII, respectivamente.
En la búsqueda de precedentes para esta pieza única hay que remontarse a etapas anteriores a la conquista islámica de la Península Ibérica. Algunos autores han relacionado este capitel con producciones bizantinas del siglo VII; sin embargo, una pieza de esta misma cronología, procedente también de Córdoba y conservada en este mismo museo, nos parece un precedente más lógico: el “Capitel de los Evangelistas”, también con cuatro figuras humanas en idéntica disposición.

Mosaico, Opus tessellatum.
Siglo V d.C.

Procedencia

Itálica, Santiponce, Sevilla.

Comentarios

Este mosaico cubría una sepultura paleocristiana de la necrópolis de Itálica, perteneciente probablemente a una familia acomodada. En él se representa a la difunta, sentada, vestida con un traje talar y sosteniendo una paloma en su regazo. En una cartela, que por razones de conservación no se lee a simple vista, figura su nombre y edad: Antonia Vettia, once años.




Copia romana de una obra de Doidalsas de Bitinia.
Mármol blanco griego de la isla de Paros.
Altura, 89 cm.; ancho máximo, 40 cm.; cabeza, 33 cm.
Época de los Antoninos, 138-192 (original, 250 a.C.).

Procedencia

Calle Amparo, 5-7, Córdoba.

Comentarios

La escultura muestra a Afrodita desnuda y agachada, probablemente recibiendo agua en la espalda durante el baño o mirando su reflejo en el agua de un estanque. Destaca por los volúmenes resaltados, cierta actitud de movimiento y efectos de claroscuro que enriquecen la composición. Fue encontrada durante una excavación arqueológica, fragmentada pero bastante completa. Tiene dañado el rostro y le faltan el brazo izquierdo, el antebrazo derecho y la cabeza del ave que hay en la base y que sirve de soporte. Realizada en mármol de gran calidad, con grano muy fino, gracias a algunas características estilísticas introducidas por el copista romano del original griego podemos establecer la fecha en que fue esculpida: época antoniniana años 138-192. Aunque el contexto arqueológico en que fue hallada no ofrece datos complementarios de interés, todo parece indicar que estaba originalmente destinada a decorar alguna construcción relacionada con el agua: unas termas o una fuente. La aparición de estatuas fuente en las cercanías de la zona de hallazgo de esta pieza permite además suponer la existencia de este tipo de construcciones en las cercanías.

jueves, 2 de abril de 2009

DESCUBRIMIENTO DE ESCULTURA IBÉRICA EN ALBENDÍN.



Nos encontramos ante una foto que nos muestra el descubrimiento de una leona Ibérica en Albendín por unos segadores.
Observamos que el margen derecho de la imagen hay una alpaca de paja, eso demuestra el trabajo que estaban realizando cuando encontraron la escultura. Esta foto pertenece a finales de los años 40 y principios de los 50. Esta leona es de la época ibérica y es conservada en el Museo de Bellas Artes de Córdoba.