Tras su derrota en el combate de Menjíbar del dia 16 de julio, el general Dufour recibió informes sobre que el Cuerpo Volante del coronel Valdecañas se encontraba cerca de Linares y amenazaba Despeñaperros, por lo que resolvió por su cuenta subir a proteger dijo paso con sus fuerzas, abandonando Bailén por considerar que su cometido más importante era asegurar las comunicaciones entre Andalucía y Castilla. De esta manera el día 17 tenía a sus hombres desplegados entre Guarromán, La Carolina y Santa Elena.
Por su parte, el parte del combate de Menjíbar habían llegado al Cuartel General del general Dupont en Andújar, que decidió enviar de regreso las recién llegadas tropas del general Vedel en refuerzo de la amenaza que se cernía sobre Bailén. De esta manera, el general Vedel, al mando de unos 5.500 hombres y 10 piezas de artillería, había salido de Andujar con sus cansadas tropas a las once de la noche del día 16. Llegó a Bailén a las ocho de la mañana del día 17. No encontró a nadie. Los paisanos le informaron falsamente que las fuerzas de Réding se habían juntado con las del coronel Valdecañas en Linares y que juntos se dirigían a Santa Elena, por lo que se veía justificado que el general Dufour se viera forzado a salir en su persecución. Estas noticias alertaron a su vez al general Vedel, que resolvió seguir los pasos del general Dufour por entender que lo prioritario era garantizar las comunicaciones con Castilla. De esta manera, el día 18 de julio las tropas de Dufour estaban en Santa Elena y las de Vedel en La Carolina, habiendo dejado de esta forma la población de Bailén sin guarnición francesa alguna, y a su vez se habían alejado de Andújar, donde estaba el general Dupont.
Además de ésto, dos decisiones más precipitaron los acontecimientos que desembocaron en la Batalla de Bailén:
FUERZAS FRANCESAS
Las fuerzas francesas que chocarían con las españolas desplegadas en Bailén corresponden a las que mandaba personalmente el general Dupont y que abandonaron Andújar la tarde/noche del día 18 de julio. La disposición de la columna de marcha de las tropas de Dupont es importante pues determinaron a la postre el orden de entrada en combate de las mismas:
Vanguardia, al mando del mayor Teulet con 1.200 hombres de la Brigada Chabert: tres compañías de preferencia de los dos primeros batallones de la 4ª Legión, el 3er. batallón de la misma, un escuadrón de cazadores de unos 100 jinetes y 4 piezas de artillería. Se puso en marcha a las seis de la tarde del día 18.
Grueso de la vanguardia, al mando del general Chabert con el resto de su brigada (dos batallones de la 4ª Legión, 2º Batallón del Regimiento Suizo nº. 4 y 4 piezas de artillería) y la Brigada de Cazadores Dupré (dos regimientos de cazadores y 6 piezas de artillería a caballo).
Convoy de convalecientes, formado por 500 carros requisados para transportar 1.500 enfermos incapaces de marchar. Junto a ellos marchaban 500 inválidos que podían andar (Dupont se vió obligado a dejar 300 enfermos graves confiados a la generosidad de los habitantes de Andújar). El convoy estaba escoltado por destacamentos de diversos cuerpos y se extendía a lo largo de cinco kilómetros.
Columna principal, formada por la Brigada suiza del general Rouyer, seguida por la Brigada Pannetier y la Brigada de Dragones Privé.
Grueso de la retaguardia, formada por los marinos de la Guardia.
Retaguardia, formada por seis compañías de preferencia y 2 piezas de artillería de a 4 libras.
El propio general Dupont mandaba las fuerzas de la vanguardia, mientras que el general Barbou mandaba las de detrás del convoy. Como resultado de este dispositivo, los franceses, que totalizaban unos 9.000 hombres en condiciones de combatir, avanzaban con una profundidad de 12 kilómetros, de forma que su entrada en combate se hizo de forma sucesiva y no simultánea.
Por otro lado, Dupont dispuso sus tropas en el repliegue para hacer frente a un posible ataque procedente de las fuerzas que Castaños tenía apostadas frente a Andújar, ya que no esperaba encontrar a ningún enemigo frente a su dirección de marcha procedente de Bailén.
FUERZAS ESPAÑOLAS
Mientras tanto, el general Réding, oficial al mando de las fuerzas españolas desplegadas en Bailén por ser el más antiguo, mezcló en su despliegue unidades de las dos divisiones españolas, de tal manera que situó unos 12.750 infantes, 1.266 jinetes y 14 piezas de artillería justo en la línea de alturas de domina Bailén por el oeste y a caballo de la carretera de Andújar, y unos 3.600 hombres en los cerros que dominan Bailén por el norte y el este y a caballo de la carretera de Guarromán.
Despliegue de las unidades de Dupont y Reading durante el tercer ataque de aquel, sobre las 12:00 horas.
Al oeste de Bailén, en dirección hacia Andujar, el general Réding desplegó sus fuerzas de norte a sur en tres líneas: la primera de artillería e infantería, la segunda de infantería e ingenieros y la tercera de caballería. Las unidades del ala derecha se apoyaban en el Cerro de San Valentín; las del centro estaban desplegadas a caballo de la carretera de Andújar; las del ala izquierda se apoyaban en el Haza Valona y desplegaron delante de la carretera de Menjíbar. La dirección de los fuegos de artillería se encomendó a los coroneles D. José Juncar y D. Antonio de la Cruz.
LA BATALLA
La batalla discurrió en diez horas de combates, desde las tres de la mañana hasta la una de la tarde del 19 de julio. La función se desarrolló en diez actos:
Primer acto. 03:00 horas: ataque de la vanguardia francesa sobre El Ventorrillo y despliegue en la Cruz Blanca.
Alrededor de las tres de la mañana del día 19 de julio la vanguardia francesa del mayor Teulet cruzó el río Rumblar por el puente de piedra que lo atravesaba, situado a unos cinco kilómetros al oeste de Bailén. El camino se empinó ascendiendo a las alturas que rodean Bailén por el oeste. Nada más descrestar, a un kilómetro escaso del puente de piedra, los franceses tropezaron con una compañía de cazadores de la Guardia Valona que guarnecía los primeros puestos avanzados españoles, situados en un ventorrillo aislado. Comenzó el tiroteo por ambas partes y los españoles fueron desalojados sin problemas. La alarma estaba daba. El mayor Teuler continuó su avance tres kilómetros más hasta llegar a una zona despejaba denominada la Cruz Blanca, donde fue detenido por las unidades españolas de vanguardia del brigadier Venegas. Así dio comienzo la Batalla de Bailén.
Segundo acto. 03:30 horas: desalojo de la vanguardia francesa de la Cruz Blanca.
Los españoles se dieron cuenta que el enemigo era tan solo una fuerza de vanguardia y deciden desalojarla de su posición de la Cruz Blanca. Para ello atacaron las tropas del ala derecha al mando del brigadier Venegas y las del ala izquierda al mando del brigadier Grimarest.
En la oscuridad se produjo un combate muy vivo. Los españoles tomaron dos piezas de artillería francesas. Estos contraatacaron a la bayoneta y las recuperaron. Acto seguido las franceses, sobrepasados en número, retrocedieron hasta el Rumblar y asentaron sus piezas de artillería en la otra orilla. El brigadier Grimarest lanzó el Regimiento de Caballería Farnesio contra el enemigo en retirada; pero el mayor Teuler formó un escuadrón de cazadores alineado en la carretera y con su fuego de fusilería y el de sus cañones mantuvo a raya a los del Farnesio.
Seguía sin amanecer y la confusión persistía. Los españoles cesaron en su ataque y retrocedieron a sus posiciones originales, excepto el 1er. Escuadrón del Regimiento de Farnesio que desplegó al este del puente del Rumblar para dominar su carretera de acceso, y el Batallón Provincial de Ciudad Real, 30 jinetes del Regimiento España y la 2ª Compañía de Zapadores, que desplegaron en el Cerrajón dominando con sus fuegos el acceso a la Cruz Blanca.
Tercer acto. 05:00 horas: carga de la Brigada de Cazadores Dupré.
Dupont oyó los disparos de cañón a unos cinco o seis kilómetros del puente del Rumblar. Enseguida ordenó al jefe de su caballería, general Fresia, que hiciera avanzar sus dos brigadas. La Brigada Dupré, formada por dos regimientos de cazadores con un total útil de unos 500 jinetes, marchaba delante del convoy, por lo que llegó antes a reunirse con las fuerzas del mayor Teuler trayendo consigo sus seis piezas de artillería.
Sobre las cinco de la mañana, con las primeras luces del alba, Dupré cruzó el puente del Rumblar con el 1er. Regimiento de Cazadores de su Brigada y se lanzó sobre el 1er. Escuadrón del Regimiento de Farnesio. Dos escuadrones franceses se lanzaron sobre los españoles, arroyándolos tras un breve combate. Los jinetes franceses, lanzados a la carga, rebasaron el alto de la Cruz Blanca y consiguieron llegar hasta la batería central del dispositivo español, donde dieron acometieron a cuchilladas a sus sirvientes. Allí fueron atacados de flanco por el Batallón de Infantería de Ceuta y el Regimiento de Infantería de la Reina, y sufrieron la carga del 2º Escuadrón del Regimiento de Farnesio. Ante tal ataque, el regimiento francés se retiró con graves pérdidas hasta alcanzar la Cruz Blanca, donde se le unió el 2º Regimiento de Cazadores de la Brigada Dupré. Las fuerzas de esta Brigada habían quedado reducidas a unos 400 jinetes.
Cuarto acto. 05:30 horas: duelo artillero.
Tras el fracaso de la primera carga de caballería, los franceses esperaron la llegada de nuevas fuerzas al combate. Mientras tanto habían desplegado las cuatro piezas de la vanguardia y las seis de la Brigada Dupré a la izquierda de la Cruz Blanca, en la falda del Zumacar Chico. La artillería francesa eran piezas de a cuatro libras, mientras que la española eran piezas de a ocho y de a doce, de mayor alcance y potencia. Mientras llegaban las tropas de la Brigada de Infantería Chabert se produjo un duelo artillero que duró aproximadamente una hora y en el que los franceses llevaron la peor parte, resultando cinco piezas suyas desmontadas.
Quinto acto. 06:30 horas: Primer asalto. Contraataque de la Brigada Dupré a la derecha española; carga de la Brigada Privé a la izquierda española; ataque de la Brigada Chabert al centro español.
Sobre las seis de la mañana llegaron al puente del Rumblar la Brigada de Infantería Chabert y la Brigada de Dragones Privé. A esa hora del día, Dupont disponía de 10 cañones, 1400 jinetes y unos 3.100 infantes. La Brigada Pannetier marchaba detrás del convoy, situado aún a unos cinco kilómetros del puente, por lo que en menos de dos horas no podía contar con sus hombres.
Dupont decidió atacar sin esperar más tiempo, presionado por su temor de que Castaños apareciese por su espalda. Para ello organizó cuatro columnas sobre la base de los cuatro batallones de infantería (tres de la 4ª Legión y uno suizo) flanqueadas a la derecha por los Dragones y Coraceros de Privé y a la izquierda por los Cazadores de Dupré. Apoyados por las piezas de artillería asentadas en la Cruz Blanca atacarían la batería central española directo hacia Bailén. Pero el general Réding también temía que apareciesen Vedel y Dufour a su espalda, por lo que ordenó a Venegas y Coupigny que atacasen a los franceses por los flancos.
El general Venegas descendió el Cerro Valentín contra el ala izquierda francesa con el Regimiento de Órdenes Militares y los cazadores de la Guardia Valona. Dupont no esperaba este súbito ataque español y lanzó contra ellos los 400 jinetes que le quedaban al general Dupré. Entre ambas fuerzas existía un profundo y ancho barranco que la caballería francesa tuvo que rodear bajo el intenso fuego de los españoles, lo que les ocasionó gran número de bajas. A pesar de ello los jinetes franceses salvaron el obstáculo y cargaron contra la infantería española, que se retiró de vuelta al Cerro Valentín protegida por las unidades allí desplegadas.
Mientras tanto las fuerzas españolas desplegadas en el Cerrajón desde el combate con la vanguardia del mayor Teuler hostigaban con sus fuegos el flanco derecho francés en la Cruz Blanca, por lo que Dupont envió contra ellos los Dragones y Coraceros de Privé. Éste rodeó por la izquierda la posición española con intención de atacarles de flanco desde El Portillo de la Dehesa y cortarles la retirada, por lo que los españoles se replegaron precipitadamente hacia la línea principal española, dejando una bandera en poder del enemigo. El marqués de Coupigny había avanzado para reforzarles con el Regimiento de Jaén, el 1er. Batallón del Regimiento Réding y la 4ª Compañía de Zapadores, apoyados por los jinetes del escuadrón del Regimiento España y los "garrochistas". Todos ellos fueron atacados por los jinetes de Privé, que en su carga diezmaron a los jinetes españoles, a decenas de zapadores y se lanzaron sobre el Regimiento de Jaén.
En el combate que siguió murió el coronel del regimiento D. Antonio Moya y su ayudante el capitán D. Carlos Sevilla; el regimiento fué arrollado y los franceses cogieron la bandera de su regimiento. La presión de la cabballería francesa era tal que se temió por el flanco izquierdo de la línea española, obligando a adelantar los Regimientos Provinciales de Bujalance, Cuenca y Trujillo para acoger los restos de las unidades que se vieron obligadas a replegarse, siendo dirigidos a la voz en todo momento por sus coroneles Marqués de las Atayuelas, D. Pedro Conesa y D. Diego de Carvajal. Finalmente, las piezas de a doce de la batería de la izquierda española dispararon a mansalva sobre los jinetes franceses, que se vieron forzados a volver grupas.
Simultáneamente, el general Chabert avanzó al frente de las columnas de infantería contra la batería central española. Los infantes y artilleros franceses fueron objeto de un duro fuego de cañón de las tres baterías españolas que concentraron su fuego sobre el avance francés. A pesar de ello, los franceses avanzaban amenazadores. El primer batallón de la 4ª Legión se encontraba a unos 300 metros de la batería central española cuando los Regimientos de Caballería Farnesio y Borbón cargaron contra ellos desde ambos los flancos de la batería, Farnesio por la derecha y Borbón por la izquierda, acuchillando y arrollando a los franceses y obligándoles a retroceder. El pánico se apoderó de los franceses, que huyen hacia los olivares de la Cruz Blanca arrastrando en su huida a los batallones que le seguían. Desde allí hacen fuego sobre los jinetes españoles, causando la muerte del coronel del Farnesio, teniente coronel D. Francisco Bonet.
Los escuadrones de Farnesio y Borbón se disponían a regresar a su línea de partida cuando les salieron al encuentro los coraceros y dragones del general Privé, reorganizados tras sus cargas contra el ala izquierda española. En el choque que se produjo inmediatamente murieron otros cuatro oficiales del Farnesio: el oficial D. Gregorio Prieto, el teniente D. Joaquín Tornos y los ayudantes D. José Daguino y D. Antonio Angulo. Los franceses empujaron a los jinetes españoles hasta la batería central, donde se reorganizaron e hicieron frente a los coraceros y dragones franceses auxiliados por los sirvientes de las piezas de artillería que vieron la acción de cerca por segunda vez en la batalla. Los españoles se vieron obligados a mandar unidades de reserva para rechazar a los valientes jinetes franceses, que resultaron terriblemente diezmados en la acción.
Sexto acto. 08:30 horas: Segundo asalto. Contraataque de las Brigadas Pannetier y Privé a la derecha española.
Sobre las ocho y media de la mañana llegaron al puente del Rumblar el resto de las fuerzas de Dupont. A esa hora, tras el fracaso del primer ataque francés, Réding decidió sacar partido de su superioridad numérica antes de que se presentara Vedel por su espalda, y ordenó al general Venegas que atacara el flanco izquierdo francés con todas su fuerzas (4 batallones, 1 compañía y 3 escuadrones) desde Cerro Valentín hacia el Zumacar Chico.
Dupont envió contra estas fuerzas la recién llegada Brigada Pannetier, aun no repuesta de su fatigosa marcha. Estaba formada por dos batallones de la 3ª Legión y otros dos de la Guardia de París. Se dirigieron directamente desde el Ventorrillo del Rumblar hacia Zumacar Grande a través de un terreno muy accidentado y lleno de espeso monte bajo. Mientras tanto, los Marinos de la Guardia se dirigieron hacia la Cruz Blanca para proteger las piezas de artillería allí desplegadas.
El avanze de la Brigada Pannetier obligó a Venegas a detenerse en el Zumacar Grande, donde contivieron los ataques de los agotados infantes franceses. Dupont se vió abligado a lanzar contra los españoles de nuevo a la Brigada Privé, cuya carga obligó a Venegas a retroceder a sus posiciones originales en Cerro Valentín. El Regimiento de Órdenes Militares cubrió la retirada del resto de las fuerzas y sufrió gran número de bajas.
Tras el fracasado avance de Venegas, la Brigada Pannetier se desplegó junto al Zumacar Chico para hacer frente a una nueva intentona de la derecha española.
Séptimo acto. 10:00 horas: Tercer asalto. Segundo ataque de las Brigadas Chabert y Dupré contra el centro español.
Los soldados franceses estaban cansados por el esfuerzo, el calor y la sed. A pesar de ello Dupont intentó de nuevo forzar el centro español. Para ello volvió a formar las cuatro columnas al mando de Chabert y las lanzó al ataque contra la batería central española. La infantería francesa fue detenida por el nutrido fuego de fusil y de cañón de los españoles. Diezmadas y desorganizadas, las columnas de Chabert retrocedieron. Para proteger su repliegue hacia el olivar de la Cruz Blanca, el general Dupré se lanzó a la carga con los 150 jinetes que le quedaban. Llegaron hasta la batería, si bien el ataque les costó un tercio de sus efectivos, entre ellos el propio general Dupré, muerto por el impacto de un casco de metralla en el bajo vientre.
Croquis de la batalla de Bailén durante el segundo asalto francés, sobre las 10:00 horas.
Octavo acto. 12:00 horas: Cuarto asalto. Tercer ataque francés al centro español.
Hacia el mediodía, Vedel seguía sin aparecer y la amenaza de Castaños seguía en la mente de Dupont, por lo que éste intentó un nuevo y desesperado ataque. Retiró los dos batallones de la 3ª Legión de las fuerzas de Pannetier que estaban desplegadas frente al ala derecha española y las colocó en el flanco izquierdo de su línea de ataque. En el flanco derecho colocó el 2º Batallón de Regimiento Suizo nº 4, un batallón de la 4ª Legión y los efectivos de la Brigada Suizo-Española del general Schramm. En el centro de su línea de ataque colocó los 400 Marinos de la Guardia; detrás de ellos los dos batallones que quedaban de la Brigada Chabert. A ambos lados de la línea colocó los 100 jinetes que quedaban de la Brigada Dupré, cincuenta a cada lado. Delante de la formación se colocaron el general Dupont y el resto de los generales.
Los franceses avanzaron bajo un calor de 40 grados a la sombra y un diluvio de balas y metralla. Su columnas quedaron pronto muy diezmadas y comenzaron a flaquear. Tan solo los Marinos de la Guardia dieron muestras de firmeza, pues avanzaban impertérritos hacia los españoles y cerrando sus filas. Fue entonces cuando el general Dupont recibió un balazo en la cadera y se le vió vacilar en su caballo. Los infantes franceses se detuvieron creyendo muerto a su general y comenzaron su retirada hacia el olivar de la Cruz Blanca. Los Marinos de la Guardia se vieron forzados a retroceder a su vez para no quedarse aislados. Por su parte, los suizos de la Brigada Rouyer chocaron contra la unidad española que tenían frente a ellos, que resultó ser el Regimiento Réding nº. 3, por lo que se negaron a pelear y confraternizaron con sus camaradas. Posteriormente, mientras tenían lugar las negociaciones de rendición de Dupont, se pasarían a los españoles 1.380 soldados suizos, mientras que los oficiales de ambos regimientos y 308 soldados permanecieron con los franceses y fueron contados entre los prisioneros.
Noveno acto. 13:00 horas: Dupont solicita a Réding suspender el combate.
Sobre la una del mediodía los soldados franceses estaban totalmente extenuados; ni los oficiales podía ya organizarlos. Dupont tan solo disponía de unos 2.000 soldados en condiciones de combatir: los dos batallones de la Guardia de París, los jinetes de la Brigada Privé y los Marinos de la Guardia. Por su parte, Vedel seguía sin aparecer; la amenaza de Castaños seguía latente, y la línea española desplegada frente a Dupont seguía entera y compacta, sin ninguna fisura. En esto el destacamento volante de Cruz Mourgeón apareció por la retaguardia de los franceses a la altura del poblado del Rumblar.
Dupont desistió de seguir luchando. Envió a su ayudante, el capitán de Villouters, a solicitar al general Réding suspender el combate y paso libre a través de Bailén. Réding aceptó a lo primero, pero se negó a lo segundo y le informó que debía consultar con el general Castaños, para lo cual el capitán sería acompañado por los coroneles D. Antonio de la Cruz y D. Francisco Copons hasta Andújar en busca de Castaños.
Sobre las dos de la tarde apareció en el puente del Rumblar la vanguardia de la columna que Castaños había enviado desde Andújar para perseguir a Dupont. Eran 9.375 hombres y 12 cañones de la División Lapeña y parte de la División Jones, al mando del primero. Este fue informado de la suspensión del combate y tomó posiciones tras el Rumblar, dominando por completo las tropas de Dupont.
A esa hora dieron comienzo las negociaciones entre franceses y españoles para lograr la rendición de las tropas francesas.
Décimo acto. 17:00 horas: Aparición y ataque de Vedel.
A las cinco de la tarde del día 19 de julio el general Vedel llegó procedente de La Carolina y Guarromán. Había realizado el camino de regreso con una lentitud increible, de tal modo que, a pesar de oir los disparos de cañón y fusilería, nunca creyó que su superior estuviese en problemas. Cuando sus exploradores le informaron de la situación, se dispuso a atacar los cerros del Ahorcado y San Cristobal según el siguiente dispositivo:
Una columna formada por el 1er. Batallón de la 5ª Legión y el 1er. Batallón del 3er. Regimiento Suizo, ambos de la Brigada Poinsont, atacaría el Cerro de San Cristóbal.
Otra columna formada por los batallones 2º y 3º de la 5ª Legión de la misma brigada atacarían el Cerro del Ahorcado.
El 6º Regimiento Provisional de Dragones, al mando del General Boussart, rodearía el Cerro del Ahorcado para cortar la retirada a sus defensores.
Los tres batallones de la 1ª Legión permanecerían en reserva.
Antes de dar la señal de ataque se presentaron con bandera blanca ante Vedel dos oficiales españoles para darle cuenta del alto el fuego existente entre Dupont y Réding. Vedel concedió quince minutos a su ayudante, comandante Meunier, para que confirmara la noticia del propio Dupont. Evidentemente el plazo era muy corto, y Vedel ordenó atacar. El combate duró escasamente media hora y se desarrolló de la siguiente manera:
Los españoles del Cerro del Ahorcado, que habían sido reforzados por Réding con dos cañones y una compañía de zapadores, estaban confiados por el alto el fuego existente. Habían formado pabellones y estaban descansando. Fueron rodeados por los franceses y los 1.600 españoles desplegados en el Cerro tuvieron que rendirse.
Los españoles del Cerro de San Cristóbal, que habían sido reforzados con el Regimiento de Órdenes Militares y las compañías de granaderos del Regimiento de Línea de Jaén, rechazaron a los asaltantes mediante un vigoroso contraataque a la bayoneta.
A las seis de la tarde se presentó ante Vedel el capitán Barbarín, ayudante de Dupont, con la orden de suspender las acciones contra los españoles, dandose con ello por terminada la batalla de Bailén.
Durante la batalla la artillería española desmontó catorce piezas enemigas.
Las bajas francesas se evaluaron en 2.200 muertos y 400 heridos. Entre los muertos destaca el general Dupré, jefe de la Brigada de Cazadores.
Los españoles perdieron 243 muertos y 735 heridos. Entre los muertos se contaron los siguientes jefes y oficiales:
- Coronel D. Antonio Moya, jefe del Regimiento de Jaén.
- Teniente Coronel D. Francisco Cornet, jefe del Regimiento de Caballería Farnesio.
- Capitán D. Carlos Sevilla, del Regimiento de Jaén.
- Capitán D. Gregorio Prieto, del Regimiento de Caballería Farnesio.
- Capitán D. Alonso González, del Regimiento de Caballería de España.
- Capitán D. Miguel de Sanjuán, del Regimiento de Caballería de España.
- Teniente D. Joaquín Tornos, del Regimiento de Caballería Farnesio.
- Oficial D. Gregorio Prieto, del Regimiento de Caballería Farnesio.
- Ayudante D. José Daguino, del Regimiento de Caballería Farnesio.
- Ayudante D. Antonio Angulo, del Regimiento de Caballería Farnesio.
- Subteniente D. José Ariza, de Provinciales.
- Subteniente D. Natalio Garrido, de Provinciales.
- Subteniente D. Nicolás Muñoz, de Provinciales.
- Cadete D. José Demblans, del Regimiento de Órdenes Militares.
CONSECUENCIAS
La derrota de Dupont se concertó en las Capitulaciones de Andújar, firmadas entre Castaños y Dupont el 22 de julio, por las que las fuerzas francesas que combatieron en Bailén quedaban prisioneras de guerra, y las divisiones de Vedel y Dufour se obligaban a dejar las armas en el terreno, debiendo todas las fuerzas de Dupont marchar hacia el sur de Andalucía, donde se las repatriaría hacia Francia. Con esto se evitaba que su rendición se hiciese hacia Madrid, donde podían volver a combatir de nuevo contra los ejércitos españoles que allí se afanaban contra el francés.
Entre los días 22 y 24 de julio se consumó la rendición de las tropas francesas, y el día 28 de julio se presentó oficialmente en Madrid el capitán De Villoutreys con una escolta de caballería española portando una copia de las Capitulaciones de Andújar. Como consecuencia de la derrota de Dupont, el rey José evacuó Madrid el 1 de agosto de 1808, iniciándose la retirada francesa hacia la línea del río Ebro y dando fin a la primera campaña de 1808.
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